Ser personas equilibradas no es nada fácil.
Y, sobre todo, si nos referimos a los comportamientos o modos sociales. Hay que
ver, solemos decir, qué persona más educada; da gusto hablar con ella. Pero si
ahondamos en la relación…, amigo caminante, no digo que topemos con ciertas
falsedades, pero nos quedamos en lo superficial; un tanto lejos de una relación
auténtica, sincera, comprometida.
La
red del formalismo nos oprime y mata nuestra auténtica comunicación. Tras un
encuentro nos vamos un tanto satisfechos pero para poco tiempo y no ha quedado
señal alguna. Simplemente hemos quedado bien.
Es
verdad que buscamos cualquier oportunidad para salir de nuestro mundillo. Tal
vez por aburrimiento, cansancio o miedo a estar solos. ¿Por qué no somos
trasparentes? Los errores se corrigen cuando somos conscientes y actuamos con
sinceridad y autocrítica. Sólo así llegamos a una verdadera comunicación
interpersonal. Es decir, que nos comunicamos de tú a tú, de persona a persona.
A
veces nos quedamos en el mundo laboral, profesional… y solamente para quedar
bien. Busquemos más aquello que nos une y respetemos los puntos personales del
otro. Seamos optimistas. Las sorpresas agradables, las ideas originales, hay
que saberlas descubrir y valorar. No busquemos simplemente quedar bien.
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