Caminando día a día vamos viendo
una inmensa variedad: acontecimientos, noticias de todo tipo y alguna sorpresa.
De todo un poco. Personas, coches, naturaleza, establecimientos de todo tipo.
Vamos, que no falta casi nada.
Reflexionando, me pregunto y te pregunto,
amigo caminante: Pero ¿qué compartimos? Es verdad que a veces somos un tanto
generosos y damos, por ejemplo unas monedas y nos quedamos ahí sin ofrecer algo
más. No nos damos cuenta que podemos ofrecer un tiempo personal, un diálogo,
una escucha… ¡Hace falta tan poco para acoger! A veces lo externo frena lo interior porque si
el compartir lo tomamos como el desprenderse de algo que exprese nuestra
generosidad… la situación cambia.
El acto de compartir elimina barreras para llegar a un encuentro a una
colaboración. En fin, que el compartir de verdad no encuentra barreras.
Es verdad que, a veces, por la
rutina diaria, vamos compartiendo inconscientemente. Una mirada, un gesto, una
sonrisa… El compartir nos saca de nuestra comodidad, nos exige e interroga pero
compartiendo mutuamente nos enriquecemos, al ayudar nos ayudamos. El compartir
no tiene fecha fija, lo debemos fomentar cada día. Siempre.
Compartir es más que prestar
algo, se alcanzan otros valores. Saber escuchar, dedicar tiempo… porque cuando
damos esperando algo a cambio, no estamos dando nada. Amigo caminante, yo no te
pido nada a cambio, sólo decirte que me alegra saber que estás ahí, que
compartes conmigo al hacer esta lectura. Siempre hay alguien en quien confiar.
Compartir enriquece a las
personas. “No deis sólo lo superfluo. Dad vuestro corazón” Madre Teresa de
Calcuta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario