Quizás tendríamos que ser personas más
emprendedoras, personas que saben soñar. Se puede soñar con muchas cosas. Soñar
que mañana vamos a tener un día mejor y no me refiero al tiempo. En definitiva,
tener un futuro mejor, en todos los aspectos. Es cierto que para alguna
persona, soñar, no sirve para nada. Es pura ilusión.
Soñar
nos motiva. Hoy hemos tenido un día duro, difícil, por todas partes aparecían
los problemas… El día iba atardeciendo y todo se obscurecía… Lo importante era
conservar el sueño, la ilusión y ser perseverantes. Sin duda la ilusión por
llevar a cabo un proyecto nos hace fuertes en el caminar de cada día, es
también un aliciente para dinamizar el presente. Valorar las cosas pequeñas,
todo lo que nos ayuda. Seamos realistas, una ilusión inalcanzable es en sí
misma una ilusión perdida.
Cuántas veces hemos oído esta frase: “Necesito
recuperar la ilusión” Los problemas de cada día y la rutina se hacen visibles,
entonces advertimos la necesidad de recuperar la ilusión. Es como un amanecer.
Un nuevo día.
La
motivación por las cosas de cada día refuerza la ilusión en el caminar de la
jornada. Amigo caminante, si has perdido la ilusión procura “ordenar” tus
cosas. Tal vez la vida misma… toda actividad. Cuando iniciamos una tarea y
nuestra ilusión es servir, animar para llegar a un encuentro con los demás; nos
favorece a todos. Porque “La comunicación interpersonal es posible para el
hombre gracias al amor” Laín Entralgo.
La
vida humana es vida de diálogo o, de lo contrario, será una vida enferma.
Esforcémonos en hacer que nuestra vida y la de los demás sean mejor. Reforzar la parte positiva en las
actividades es volver a vislumbrar un nuevo día porque ya empieza a
amanecer.
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