Cuando nos
encontramos frente a algún problema o
situación que nos llega nos hacemos la pregunta: ¿Qué debo hacer ahora? Ojalá que nuestra respuesta sea inteligente y
responsable. Que nunca sucumbamos en la resignación, en el individualismo o en
el aburrimiento y menos aún en la venganza.
Necesitamos vivir de esperanza donde
surjan encuentros interpersonales, donde se fomenten las alianzas de la
convivencia, solidaridad, respeto y
mutua ayuda. Necesitamos no sólo descubrir, sino respetar y valorar todo cuanto
de valor tenemos y encontramos de
nuestros antepasados e ir construyendo nuestra historia para los tiempos
venideros.
Necesitamos una visión nueva que
mire al infinito y se haga también
infinita. Entonces y sólo entonces aprenderemos a vernos unos a otros como personas. El respeto
enriquece al mundo de la comunicación humana, las vivencias y experiencias
entre las personas.
Necesitamos
aunar fuerzas para llevar a cabo los proyectos comunes, salir de la
individualidad y la falta de respeto a la que nos está llevando esta modernidad
o postmodernidad. Una sociedad que tiene la diferencia y no participa de ella,
acaba por caer en la intolerancia.
Ser
valientes para superar el espíritu mercantilista que nos esclaviza bajo el
aspecto del consumismo. ¿Qué hacer?
Seguir creyendo y respetando al otro esto implica una vivencia no sólo
personal, sino social y comunitaria. Sin frontera alguna.
Ser capaces de respetar y acoger al
otro sea cual sea su condición, simplemente por ser personas.
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