SE VAN

Cuantas veces por los motivos que sean, nos tenemos que desplazar. Tenemos que dejar nuestro pueblo, nuestra ciudad e incluso nuestra nación. Y luego empiezan los comentarios y la gente se pregunta por qué se van.

      Alejarse, supone dejar atrás no sólo el hogar, los amigos, tantos y tantos recuerdos… Cuesta sacar el pañuelo y agitarlo en el aire y luego secar alguna lágrima.  Después cerramos los ojos y los recuerdos e imágenes se amontonan en la mente.

         Te vas alejando y como que nadie te necesita. Pero no estás solo, son muchas otras personas que se van yo no sé a dónde. Todos o casi todos nos vamos. Soy uno más en esa masa itinerante de refugiados. Por todas partes se oyen frases de despedida. “Adiós, buen viaje, que te vaya todo bien”.

        

 Partir, alejarse es como un síntoma de fracaso. Se respira un ansia de prolongar esos instantes, pero… Se van.

        

Luego todo es silencio y los recuerdos se agolpan en la memoria. Pero ya todo se ve diferente, mas nada se acaba, todo continúa. Estás tú, tú mismo, quizás también los tuyos. Hay que seguir viviendo esperanzados.

       Pero la gran pregunta está ahí: ¿Quién o quiénes son responsables de estos desplazamientos, de tanto dolor en las personas? Y sólo se escucha el silencio como respuesta. Quizás vemos algún titular en la prensa escrita.

          En los acontecimientos, directa o indirectamente, todos somos corresponsables.