Muy
a menudo en nuestras conversaciones se repiten estas frases: “Hay que rápido se
pasa el tiempo” Perdona, pero “No tengo tiempo”. Las múltiples actividades
roban nuestro tiempo y como son todos los medios que tenemos…Y todo esto es
verdad.
Cada día se descubre algún invento,
pero, creo, que nadie ha inventado el modo de detener el tiempo. Es que ese
tiempo es también el tiempo de mi vida, de nuestra vida. Quizás lo que tenemos
que hacer es aprovechar más y mejor nuestro tiempo personal.
Ser
personas más sencillas. Saber compartir nuestro tiempo y ser más solidarios. La
vida con el paso de los días nos va enseñando a hacer frente a los retos de
cada día. A saber, tomar decisiones, valiente e inteligentemente.
La indecisión no es buena consejera. Shakespeare decía que: “Si el
hombre fuese constante, sería perfecto”. Y la constancia debe estar en las
cosas esenciales. Pero a menudo constatamos los mismos errores: confundimos lo
transitorio, con lo esencial o permanente.
Amigo/a caminante: ¿Qué valor le estás
dando a tu tiempo? El valor es el que tú
le das, pues no sabemos cuánto tiempo tenemos previsto vivir. Por eso, creo,
podemos decir: El valor del tiempo en la vida, no tiene precio. Hoy nos tenemos
que preguntar: ¿Cuántas horas dedico a…?
Hay que saber invertir positivamente (el
tiempo) y los frutos llegarán. Saber valorar el tiempo, incluso un minuto.
Seguro que alguna vez hemos perdido: el tren, el avión, el bus…y, por un
minuto.
Es importante pues que le demos al
tiempo el valor que se merece. Pongamos más calidad de vida a nuestro tiempo.
Demos su valor al tiempo.
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