Todos necesitamos un tiempo de
descanso, de diversión y de fiesta. La fiesta es un acontecimiento muy
entrañable para toda persona. Recuerdo, estando con un grupo, se me ocurrió
preguntar: Quien no esté de acuerdo celebrar una fiesta, (estábamos a final de
curso) que levante la mano. Nadie la levantó.
A lo largo de la vida tenemos
infinidad de circunstancias para celebrar las fiestas. Un cumpleaños, la fiesta
del pueblo, la semana cultural… y es que la fiesta es un encuentro. Toda
cultura tiene su momento de festejo y la festividad no conoce fronteras.
El acontecimiento no es un simple encuentro de las personas. El
verdadero encuentro debe llegar a un conocimiento del otro, a una ayuda mutua.
La fiesta une a las personas, al
barrio, al pueblo, a la ciudad… En el fondo, exige se forme una comunidad
sólida. Es decir, que nadie se sienta
excluido de sus derechos y obligaciones. Durante la fiesta es más fácil el
compartir porque si hay algún prejuicio queda marginado.
La fiesta tiene sentido si se
celebra en común. Es en la fiesta cuando se descubre alguna cualidad personal.
A veces se comenta: “Quién es ese que…”El hijo de… Ah. Sí, amigo
caminante, a veces no sólo no conocemos
las cualidades del otro, sino las nuestras hasta que no actuamos en la fiesta.
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