Siendo sinceros tenemos que decir que no es
fácil sonreír en el caminar de cada día. Y esto siendo un tanto optimistas. La
realidad que constatamos, la que cada día palpamos, nos plantea infinidad de
preguntas.
Pero
me parece que lo importante es acertar con nuestra propia respuesta, que no
hace falta que sea unánime, sino libre y responsable. Y que nunca falte la
confianza en uno mismo. Todo esto nos tiene que llevar a: Reflexionar,
analizar, tomar decisiones…
Ser personas
itinerantes, a seguir siempre avanzando en actitud de búsqueda, concretando
proyectos personales, sociales, benéficos. ¿Verdad, amigo caminante?
Experiencia
de todo esto tendremos, seguro. No tenemos derecho a proyectar en los demás
nuestros problemas y menos aún, una visión negativa de la vida y de las
personas. Ojalá que nunca nos instalemos en esta plataforma. Hay que saber
estar donde hay que estar.
Amigo,
perdona, ¿Tú sonríes? Saber sonreír sinceramente y a su debido tiempo es muy
importante. La sonrisa rompe barreras y agradece la presencia de los
demás. En definitiva, es encuentro. La
persona alegre y optimista siempre encuentra una solución positiva en los
acontecimientos. Es aquella que de sus propios errores saca algo positivo para
seguir caminando. La persona optimista es alegre y la fuente de la alegría es
el amor. Quien no ama no es alegre.
Vamos a intentar ser un poquito
más optimistas.
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