Somos muy propensos a colocar etiquetas no en
los paquetes que enviamos, sino en las personas. Está de moda. Calificamos, en
general a los jóvenes, de “pasotas”. Y tenemos cierta razón. Pasáis de
infinidad de situaciones políticas, sociales, religiosas… ¿Por qué?
Es
verdad que, en general, no se cuenta con vosotros cuando se toman decisiones y
que luego repercuten en la sociedad u otras entidades. Tengo que deciros que me
gusta vuestra participación crítica pero a la vez os digo que tenéis que ser
más constantes en los proyectos, en las acciones comprometidas. Demostrar que
sabéis estar frente a los acontecimientos y la realidad de cada día.
Escucharéis de todo. Alabanzas, ciertos desprecios, a veces aflorarán
vuestras dudas personales. Sed valientes y llevar a cabo vuestro proyecto
personal.
Reconocer las derrotas, sí, pero
nunca cerréis la puerta de la esperanza. La puerta de vuestro corazón. Mejor,
vosotros mismos sois esperanza.
Entregaos sin escrúpulo alguno en las tareas por un mundo nuevo. Este mundo
nuestro que se nos está quedando en la dimensión cómoda y consumista. Tenemos
que saber llegar a las personas.
Se
habla y se protesta tanto de la necesidad de cambios, sois vosotros, los
jóvenes, quienes debéis exigir esos cambios necesarios pero sed siempre
sensatos y coherentes.
Es
cierto, todos debemos estar implicados en la buena marcha de la sociedad pero
muy especialmente vosotros, las jóvenes generaciones.
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