Cuando hablamos de los jóvenes
solemos pensar: “Son el futuro de la sociedad” Pero ¿Es que realmente lo son?
¿Qué repercusión tienen en el cambio social, político, religioso?
Todos
estamos llamados a salir de nuestro pequeño mundo para construir una nueva
sociedad. Todos estamos llamados, especialmente los jóvenes, a denunciar la
orientación de la sociedad hacia lo material, el poder, el prestigio, el
dinero, la corrupción.
Urge
un proyecto de participación corresponsable y creador. Un proyecto que ayude a
toda persona sumergida en la pobreza a salir de ella con una visión de futuro esperanzador.
Los jóvenes no son indiferentes, sino diferentes.
El
valor de un proyecto radica en la perspectiva de integración en un proyecto
común. Todo proyecto crea ilusiones, refuerza conductas e impide instalarse.
Una persona sin proyecto alguno es una persona sin dinamismo vital.
El
proyecto común cohesiona, da vida y personaliza las relaciones. Ayuda en el
proceso de maduración integral. Un verdadero proyecto tiende a unificar
criterios, resiste a todo intento de manipulación.
Estimado
amigo, seguimos recorriendo el camino de cada día. Sin caer en la comodidad,
buscando y emprendiendo nuevos derroteros. Siempre en visión joven.
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