domingo, 10 de marzo de 2013

SÉ FELIZ


Hoy, más o menos, nos sentimos saturados de todo. Quizás sea este el motivo por el que estamos también cansados de todo.  Cansados del aplastante mundo del consumo, la manipulación  y del predominio del tener.
                Cansados de la poca comunicación interpersonal. Cansados de pasar, no digo indiferentes pero sí  inadvertidos porque cada uno vamos a lo nuestro.
                Si somos consecuentes de esta realidad debemos dar pasos hacia una valoración personal y de grupo. Psicológicamente se da en la persona el deseo de compartir y salir de sus propias limitaciones. La felicidad no está en poseer todo cuanto necesitamos o deseamos.
                Dejarnos llevar por el pasotismo, la carencia de ideales e ilusiones, sentirnos inmersos y arrastrados por el sin sentido de la vida… Esto no es ser felices. Tendremos que convencernos que la felicidad está en la solidaridad, en la coherencia, en la verdad y finalmente en amar de verdad.
                Hoy en día estamos bastante influenciados por las prisas. Unos y otros, enfermos y sanos, con trabajo o sin él, solemos esperar del otro un saludo, un gesto de encuentro, una sonrisa… Y es que todo esto crea ilusión, esperanza y ganas de vivir.
                Sin encuentro-comunicación no hay diálogo, ni calor humano posible. La familia se convierte en una casa de huéspedes. Sin ternura las personas no se entienden y surgen los intereses, las divisiones y las batallas.
                La Madre Teresa de Calcuta nos dejó escrito: “Hoy la enfermedad mortal no es el cáncer, la tuberculosis, la lepra o el sida, sino la sensación de ser marginado y no amado. Seremos juzgados por el cuidado, el amor y la ternura que demos a los demás”.
                Yo creo, amigo, que todos estamos demandando un poco de ternura porque queremos ser felices y hacer felices a los demás. 

2 comentarios:

  1. Tiene razón la madre Teresa, cuando dejan de amarte, te marginan y no te dicen por qué, se te enferma el alma, y puede llegar a morirse y cuando se muere y no haces nada por volverla a resucitar es peligroso, porque puedes empezar a dejar de creer en los demás a no importarte si sufren, necesitan ayuda..... o te necesitan a ti y eso es lo que hace que aparezcan las injusticias, la explotación al otro, etc, provocando tanta pobreza, muerte e infelicidad. Me viene a la mente esa canción, bastante vieja por cierto, que dice "....Su nombre es el Señor y pasa hambre y clama por la boca del hambriento y muchos que lo ven pasan de largo acaso por llegar temprano al templo..." La enfermedad mortal que provoca marginar y dejar de amar a los que tenemos o hemos tenido a nuestro lado pueden ser las consecuencias por las que la madre Teresa entregó su vida,la infelicidad de las personas que en un momento dado se pueden encontrar y sentir solos y abandonados, unos por la persona que más han querido y otros porque nunca han tenido a nadie para querer y ser queridos, las prisas por llegar pronto al templo sin ver a los que pasamos de camino a nuestras obligaciones religiosas, etc. Quizás sea tiempo de teorizar menos y querer más

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    1. Qué testimonio más grande nos dejó la Madre Teresa. Estoy de acuerdo contigo, amigo/a caminante. Es que el verdadero amor... es exigente.Gracias por compartir con todos nosotros, los caminantes.

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