Hoy, más o menos, nos sentimos
saturados de todo. Quizás sea este el motivo por el que estamos también
cansados de todo. Cansados del
aplastante mundo del consumo, la manipulación y del predominio del tener.
Cansados
de la poca comunicación interpersonal. Cansados de pasar, no digo indiferentes
pero sí inadvertidos porque cada uno
vamos a lo nuestro.
Si
somos consecuentes de esta realidad debemos dar pasos hacia una valoración
personal y de grupo. Psicológicamente se da en la persona el deseo de compartir
y salir de sus propias limitaciones. La felicidad no está en poseer todo cuanto
necesitamos o deseamos.
Dejarnos
llevar por el pasotismo, la carencia de ideales e ilusiones, sentirnos inmersos
y arrastrados por el sin sentido de la vida… Esto no es ser felices. Tendremos
que convencernos que la felicidad está en la solidaridad, en la coherencia, en
la verdad y finalmente en amar de verdad.
Hoy
en día estamos bastante influenciados por las prisas. Unos y otros, enfermos y
sanos, con trabajo o sin él, solemos esperar del otro un saludo, un gesto de
encuentro, una sonrisa… Y es que todo esto crea ilusión, esperanza y ganas de
vivir.
Sin
encuentro-comunicación no hay diálogo, ni calor humano posible. La familia se
convierte en una casa de huéspedes. Sin ternura las personas no se entienden y surgen
los intereses, las divisiones y las batallas.
La
Madre Teresa de Calcuta nos dejó escrito: “Hoy la enfermedad mortal no es el
cáncer, la tuberculosis, la lepra o el sida, sino la sensación de ser marginado
y no amado. Seremos juzgados por el cuidado, el amor y la ternura que demos a
los demás”.
Yo
creo, amigo, que todos estamos demandando un poco de ternura porque queremos
ser felices y hacer felices a los demás.
Tiene razón la madre Teresa, cuando dejan de amarte, te marginan y no te dicen por qué, se te enferma el alma, y puede llegar a morirse y cuando se muere y no haces nada por volverla a resucitar es peligroso, porque puedes empezar a dejar de creer en los demás a no importarte si sufren, necesitan ayuda..... o te necesitan a ti y eso es lo que hace que aparezcan las injusticias, la explotación al otro, etc, provocando tanta pobreza, muerte e infelicidad. Me viene a la mente esa canción, bastante vieja por cierto, que dice "....Su nombre es el Señor y pasa hambre y clama por la boca del hambriento y muchos que lo ven pasan de largo acaso por llegar temprano al templo..." La enfermedad mortal que provoca marginar y dejar de amar a los que tenemos o hemos tenido a nuestro lado pueden ser las consecuencias por las que la madre Teresa entregó su vida,la infelicidad de las personas que en un momento dado se pueden encontrar y sentir solos y abandonados, unos por la persona que más han querido y otros porque nunca han tenido a nadie para querer y ser queridos, las prisas por llegar pronto al templo sin ver a los que pasamos de camino a nuestras obligaciones religiosas, etc. Quizás sea tiempo de teorizar menos y querer más
ResponderEliminarQué testimonio más grande nos dejó la Madre Teresa. Estoy de acuerdo contigo, amigo/a caminante. Es que el verdadero amor... es exigente.Gracias por compartir con todos nosotros, los caminantes.
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