viernes, 1 de febrero de 2019

LOS NÚMEROS

Se han pasado bastantes años cuando escuché a un profesor esta frase: “Nunca cometáis el error de confundir a las personas con los números”.  Y es verdad. Los números son para el hombre (la persona) y no éste/a para los números. Claro que, desde nuestra mentalidad mercantil, (numérica) olvidamos que detrás de las cifras están las personas y cada una con su propio nombre y apellidos; cada una con su propia historia.
            Quizás sea este el motivo por el que hoy en día estamos perdiendo la capacidad de valoración y admiración. Nos quedamos en lo superficial y ya, poco o casi nada, nos convence quedándonos en lo cuantitativo, olvidando lo esencial.
Esto nos pasa cuando vemos el telediario que se ha producido una catástrofe. Se resalta el número de heridos o muertos sin otros detalles de las personas. Nos quedamos en la cantidad o masa. Todo esto va minando la cercanía, el conocimiento de las personas… el porqué de los sucesos y predominan los números. Somos simples consumidores.
              Hasta el mismo lenguaje se ha mercantilizado. Demos un salto y pasemos al plano superior donde se descubre que la vida es muy superior a los números, donde la solidaridad se manifiesta, donde se vivencian las situaciones y donde la comunicación es más profunda y enriquecedora.
            Necesitamos un corazón sencillo y pobre. Son los ricos los que pasan las horas (quizás) haciendo sus cálculos… Las personas sencillas, los pobres son esas personas que en la plaza dan lo poco que tienen a las palomas…
            En la sana convivencia, sobran las palabras, los rodeos y los números. Todo cambia cuando se dialoga, se perdona y se ama.     



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