Un
día la tierra dejó de ser “paraíso”. Dejó de ser Navidad porque el hombre
pronunció un no. Su no de rebeldía, de orgullo, de ambición… Un no de
alejamiento, de separación y de insolidaridad. En definitiva, un no de muerte.
Dejó
de ser Navidad por la muerte de un niño porque los mayores se declararon la
guerra. También porque un niño perdía su inocencia a causa de la “sabiduría” de
los grandes. Por la alegría vilmente robada a los jóvenes. Por el desprecio,
abandono y marginación de las personas mayores. También por las palabras
vacías: igualdad – fraternidad – justicia –libertad y paz pronunciadas por los
grandes y seguros de sí.
Sí,
un día la tierra dejó de ser Navidad porque el estridente ruido de la mecanizada
sociedad despertó el sueño del Niño que dormía. Un día la tierra dejó de ser
“paraíso” porque los hombres ya no se amaban. Porque la sana inquietud de la
libertad se ha visto tergiversada, manipulada y degradada por falsos
liberalismos.
Porque
aún hoy en día hay personas que mueren de hambre por el odio, los intereses,
los falsos mensajes de quienes se creen profetas.
Debemos
recuperar Navidad porque la Navidad sigue siendo la Fiesta de la ilusión
y el compromiso. Porque significa amor, justicia, respeto… Vida. Debemos
concienciarnos con los problemas de cada día, el mensaje de “Dios hecho hombre”
debe cambiar totalmente nuestra manera de ver las personas, el mundo y sus
acontecimientos.
La
Navidad es una constante invitación a ser creadores de la libertad, de la
justicia, de la verdad, del amor y de la Paz. Amigo ¡FELIZ NAVIDAD!
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