Quiero
tener (que tengamos) un recuerdo especial para todos esos niños que han nacido
en la misma noche que el Niño Dios.
A
vosotros, queridos niños, queremos deciros que no tengáis miedo. Habéis venido
al mundo, a nuestro mundo y desde ahora es también vuestro mundo. Abrid los
ojos, no lloréis y aunque la noche esté fría, sonreíd.
Sí,
abrid vuestros ojos a esta sociedad que los mayores os hemos dejado. Una
sociedad que no os va a gustar porque ni a nosotros mismos nos agrada. Pero
vosotros abrid los ojos al calor del día como lo hace la creación. Abrid
también vuestro corazón porque queremos aprender a amar de verdad con sencillez
y sinceridad; con un corazón como el vuestro. Pequeño pero grande. Limpio,
sencillo, nuevo…
Abrid
vuestro corazón a la esperanza, mejor, crear vosotros la esperanza. Sed
esperanza porque la nuestra se empieza a debilitar. Abrid también vuestro
corazón a toda sana inquietud, ilusión y ganas de vivir; porque nosotros nos
estamos haciendo cómodos, demasiado mayores y tal vez vamos perdiendo
ilusiones.
No
tengáis miedo. Mañana seréis los protagonistas y los constructores de una Nueva
Sociedad más humana, más justa y solidaria.
No
tengáis miedo pero estad atentos y no seáis náufragos en ese revuelto oleaje
del mar donde hay corrupción, mentiras, intereses, drogas,
injusticias…
Hablad, mejor, gritad si preciso fuere; que no os dejen sin voz por el simple hecho de pulsar un botón. Observar el presente pero con la mirada puesta en el futuro. Y enseñándonos no sólo a celebrar, sino a vivir la Navidad como vosotros, queridos niños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario