Creo
en ti, joven, en tus protestas y rebeldías porque pretendes construir una
sociedad diferente. Porque rechazas toda manipulación y estimulas solidarias
ofertas. Porque rehúsas la mentira y la educación competitiva, egoísta,
insolidaria, numérica, consumista…
Creo
en ti, joven que valientemente desenmascaras toda hipocresía y corrupción. Que
tienes tu proyecto personal y miras hacia el futuro para construir un mundo
nuevo.
Pero
¿Qué decir del joven vacío? Vacío ¿de qué? O tal vez ¿Está lleno? ¿De
qué?
Y
en este punto considero que no sólo el joven o los jóvenes están llenos de…,
creo que estamos todos llenos de nuestras cosas y de nosotros mismos. Parece
una contradicción pero sólo desde la actitud de vaciamiento puede darse la
recepción para empezar a construir juntos.
A
veces nos sentimos llenos pero vacíos de todo valor. Creemos ser libres y nos
movemos en toda clase de estereotipos y experiencias inmediatas. Hoy en día
estamos envueltos por el virus llamémoslo inmediatismo.
Creo
en ti, joven, que tienes ideales y proyectos para emprender con valentía el
camino y los problemas de cada día.
Creo
también en esos otros jóvenes y en tantas y tantas personas que piensan que lo
importante es vivir y compartir el presente, el futuro ya llegará.
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