Se suele preguntar: ¿Dónde va
Vicente? Y ya sabemos qué se responde. Pero me pregunto yo: ¿Por qué no se acaban de una vez los conflictos, las
guerras…? ¿Por qué unos viven tan bien y otros no tienen que comer? No, no es
cosa de la tan cacareada crisis.
Ha llegado el momento de
actuar contracorriente. Pero no actuar por actuar, sino buscando
inteligentemente todo aquello que nos haga ver más allá de nuestro entorno, que
no sólo actuemos desde la mente y desde las manos, sino desde y con el corazón.
Hay que terminar con todo
aquello que nos hace ser diferentes. Hay que trabajar juntos por una sociedad
más justa y en paz. Hay que buscar todos esos valores que más nos dignifican
como personas y que nos ayudan a vivir y crecer como personas. Todos,
indistintamente todos estamos llamados a vivir esperanzados, a colaborar
creativamente.
Dejarse manipular, dejarse
arrastrar por la corriente es hacer un camino hacia el absurdo. En el caminar
de nuestra vida hay que dejar en la cuneta todo egoísmo que aísla, todo aquello
que nos invita a nadar cómodamente.
En todos nosotros hay algo que
siempre buscamos, algo que clarifique nuestra existentica. Hay que
atrevernos a ser personas creativas, valientes y emprendedoras. A ir, si
preciso fuere, Contracorriente.
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