domingo, 24 de junio de 2012

NUESTROS JÓVENES

              Para iniciar el acercamiento que nos lleve a un encuentro con los jóvenes, hay que hacer juntos un largo camino. Creo que se debe de partir del conocimiento de su realidad. Se debe hacer una reflexión inteligente e imparcial de la situación en la que viven, se mueven, piensan y actúan.
            Cuando los adultos queremos o intentamos conectar con los jóvenes, la primera faceta con la que nos encontramos es que estamos ante dos mundos diferentes: el suyo y el nuestro. Y que no es fácil sintonizar.
             Cuántos de nuestros discursos se pierden en el amplio espectro porque nuestros jóvenes están en otra longitud de onda. A veces transmitimos valores que poco o nada les dicen.  Ellos, los jóvenes, reciben infinidad de ofertas y son otros lugares o espacios donde nacen y se desarrollan  sus intereses.
             La experiencia nos enseña que el contacto y el caminar con los jóvenes es una tarea que exige una gran constancia y una auténtica sinceridad.  Caminemos con ellos y busquemos ese punto céntrico, un gozne interior donde debe girar la acción de toda persona. Y este eje es el mundo interior. Creo que debemos recuperar la interioridad, clave de la sintonía intergeneracional.
             Hay que instar a los jóvenes a descubrir y apreciar los valores esenciales que son una realidad, pues percibir y estimar valores es intuir la realidad para cambiarla.
           No olvidemos que por encima de todo está el amor, el respeto y la sinceridad. Toda persona tiene su continuado proceso (biorritmos) y se debe respetar.

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