La actual
crisis no sólo repercute en la parte económica,
sino que llega a otras facetas de la persona. Por ejemplo: En la familia, en
las relaciones interpersonales, en el deterioro de la dignidad misma de la
persona, etc.
Es cierto que
la mayor responsabilidad la tienen los Gobiernos, los bancos, los empresarios…
Pero debemos implicarnos todos en esta tarea de compromiso para beneficiarnos
también todos y para que no se vayan creando nuevas pobrezas. Evitar que haya personas condenadas a
sobrevivir.
Amigo, ¿Qué
hacer? ¿Dónde encontrar respuestas
adecuadas? Quizás no tengamos que
especular mucho, basta que sepamos ver, o mejor, mirar no tanto para el
exterior, sino que sepamos mirarnos hacia dentro porque la verdadera respuesta
debe nacer de nuestro interior, es decir, de nuestro corazón.
Ojalá que
nunca ocultemos la verdad aunque nos incomode. Hay que servir siempre a la
verdad. Por qué te digo esto, porque la
mentira es el mal de la familia, de nuestras relaciones y de la sociedad.
“La estructura
económica de la India, escribe Gandhi, y por consiguiente la del mundo, debería
ser de tal índole que nadie tuviera que sufrir de insuficiencia alimenticia o
falta de vestido” Por lo tanto, fuera la
especulación que explota a los demás. Todo ser humano tiene derecho a vivir,
adquirir una educación integral y un trabajo digno.
Estoy
convencido de que la solidaridad nos lleva a la humanización de la sociedad.
Hay que ser suficientemente valientes para ir superando esta delicada y difícil
situación y no dejarnos empobrecer como personas. Hay que ir a lo esencial de
la persona.
Juntos
podemos.
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