Un día haciendo una lectura
rutinaria me encuentro con esta frase de un proverbio chino que dice así: “No
se puede pulir el diamante sin frotamientos, ni se puede perfeccionar el hombre
sin padecimientos”.
En
el caminar de cada día nos vamos encontrando un poco de todo. Acontecimientos
alegres que nos hacen sonreír y el mundo lo vemos en dimensiones positivas.
Otras veces la vida nos presenta su cara oscura: una desgracia, una desilusión,
una enfermedad… ¿Cuál es mi respuesta? Bloquear mi mente, silenciar mi corazón,
evitar las respuestas que me complican… tal vez aumente mi sufrimiento.
El
proverbio chino me invita a pulir, a discernir e ir eliminando (frotando) todo
aquello que me bloquea la mente y el corazón. Hoy todo se cierne entorno a la palabra
crisis. Pero ¿Progresamos o retrocedemos? ¿Qué entendemos por progresar o
retroceder?
No
es cuestión de producir cantidades de bienes materiales, sino el crecer
cualitativamente en búsqueda de un bienestar común e integral. Se debe crear y
respetar una jerarquía de valores con un predominio claro de lo espiritual.
Quizás
o sin quizás, tengamos que reforzar más la dimensión del ser que la del tener;
como nos invita Erich Fronn. Y entonces empezaremos a ver maravillas
(diamantes) en todos y en cada uno de nosotros. Sólo en la transformación
fundamental de la persona puede estar la solución.
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