Las personas, muy a menudo, nos
hacemos preguntas. ¿Por qué esto? ¿Por qué aquello? ¿Por qué…? Y, a veces, nos vamos tan lejos a buscar las
respuestas que perdemos el ritmo cotidiano de la vida. Quizás también nos
preguntemos qué es la misma vida. A lo mejor nos quedamos al inicio del camino
y la vida no es comodidad, tener dinero, negocios, amigos…
La
vida es hacer realidad la misión, tu misión, tu opción fundamental, ser feliz y
hacer felices a los demás. En la vida hay que tener una amplia mirada, ver la
luz y la sombra, lo positivo y lo negativo, la cara y la cruz, la alegría y las
lágrimas… Y, a pesar de todo, seguir caminando. Y yo quiero contigo caminar.
No
somos ingenuos. Sabemos cuál es la realidad de la vida. Los sufrimientos, los
problemas, las obligaciones… Vivimos en los grandes medios de comunicación,
estamos repletos de palabras, de cierto vacío interior, nos afecta la
superficialidad existente. No
basta reflexionar sobre el lado negativo, sólo se construye desde lo positivo,
comunicando valores para que lo cotidiano, la realidad quede impregnada de
vida, de diálogo, de amistad y de felicidad.
Hay
que caminar con una sonrisa en los labios, una palabra de ánimo, una mano
siempre tendida, un corazón lleno de comprensión, de perdón y de amor. Porque a pesar de las dificultades y las
densas nubes por encima sigue brillando el sol y las estrellas.
Eso
sí, seamos personas inteligentes y nos interroguemos siempre para dar sanas,
responsables y equilibras respuestas a los interrogantes.
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