Querido, amigo. Hoy
me siento cansado de tanto “viajar” por
las redes sociales. Vamos, si te parece, a pararnos a pensar, a reflexionar…
Porque ¿Cuándo hacemos silencio? ¿Cuándo ejercitamos esa capacidad que llamamos
reflexión? El complejo mundo de las redes sociales nos está robando nuestra
intimidad. La cultura del instante, poco a poco, nos va robando la creatividad,
el compromiso, la visión de futuro… Entonces ¿Qué sentido tiene nuestra vida?
En el caminar de la vida nos
quedamos parados en el consumo. Nos llenamos de cosas y nos vaciamos de
diálogo, de amistad, de relación, de afecto, de valores que dan sentido a
nuestra vida. Es necesario no perder el encuentro, la comunicación… si bien
tengamos que pasar, o mejor, utilizar las redes sociales. Haciendo buen uso de
las mismas y buscando el encuentro personal, sin olvidar que los protagonistas
debemos ser siempre las personas.
Lo que tenemos es porque lo
hemos recibido. La misma vida es un don y hay que buscar otros valores para ir
dando pleno sentido a nuestra existencia.
Somos los administradores de
todo lo nuestro. Frente a toda crisis: social, política, religiosa… debemos
implicarnos en la construcción de un mundo más solidario, más justo, más
generoso frente a un fuerte individualismo que parece que lo va destrozando todo.
Frente a este individualismo
(egoísmo) pongamos una mirada abierta, una mano extendida y una delicada
sonrisa. Eso sí, vivamos intensamente el instante.
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