Hay una palabra
clave en el diccionario de nuestra vida: Amor.
El
mundo no perece porque carezca de inteligencia, de capacidad creativa o de
conocimientos, sino por falta de amor. El amor es el centro de todo, el gozne
donde todo gira.
El
amor nos invita a conocernos más, a no ceder ante la codicia e intereses, a
valorar más el ser que el tener, en definitiva, a superar todo egoísmo.
Amor
quiere decir amar a todas las personas y no de una manera abstracta, sino a la
persona en concreto; al pobre, al
enfermo, al que no tiene trabajo, al que no piensa como nosotros, al que
tenemos a nuestro lado… y es que el amor no hace distinciones.
Amar no es solamente experimentar un
sentimiento, es no reservarte nada para ti. Es poner todo al servicio del otro
e incluso la vida misma. Amigo caminante, es: descubrir nuevos caminos. Es un
cambio de mente y de corazón.
El
egoísmo, cualquier clase de egoísmo, no es amor. Porque amar quiere decir salir
de uno mismo, morir al ego (yo) y solidarizarnos con nuestros semejantes,
especialmente con los más necesitados.
El
amor no conoce el cálculo. En la economía del amor hay que dar sin medida,
hasta lo que no tenemos e incluso saber
llegar a darnos nosotros mismos.
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