Quizás más de una
vez nos hemos preguntado si tiene sentido la vida, mi vida. Tal vez sería más
acertado que nos preguntásemos si somos personas creativas y cómo reaccionamos
ante las dificultades que día a día nos llegan. Cómo es nuestra sensibilidad
ante las necesidades del otro.
Nuestra vida es relación,
dinámica, encuentro, comunicación… No somos objetos. El sentido de la vida está
en esa riqueza de nuestra convivencia.
Hoy más que nunca urge que nos sensibilicemos
y entremos en la dinámica del encuentro, de la comunicación, del mutuo crecimiento
porque todo lo que brota y crece es signo de vida. Y todo ello porque nos toca
vivir en un mundo dividido, de intereses económicos y, en el fondo, egoísta.
El sentido de la vida, de
nuestra vida, amigo caminante, surge cuando somos responsables, o mejor,
corresponsables. Porque el camino de la vida lo debemos recorrer juntos.
Muy importante es descubrir el
ideal, yo diría la opción fundamental en aptitud de apertura desinteresada;
dando así un sentido profundo a la misma vida.
Somos personas y como tales,
inteligentes, cualidad ésta a la que no podemos renunciar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario