Recorriendo el
camino de cada día nos vamos encontrando un poco de todo. Si pretendemos que no
haya dificultades y que todo sea un camino de rosas, es una utopía.
El triunfo es para los que se
esfuerzan y van superando toda dificultad, es decir, que es para los valientes. Valientes porque saben ir
solucionando inteligentemente los problemas que se presentan. Porque se conocen y también se van superando,
no por la simple razón, sino por el diálogo, el perdón y el amor.
Desde la reflexión y el silencio
vamos distinguiendo entre el ser y la apariencia, entre el interior y es
exterior, entre la profundidad y la superficie…
No pretendemos dividir a la
familia y a la sociedad en dos: Buenos y malos. Es verdad que instintivamente
nos colocamos en el grupo de los buenos y a los demás en el grupo, no digo de
los malos, pero sí sospechosos. Vamos,
que son los otros los que tienen que cambiar.
Quizás nos ayude la siguiente
pregunta a saber dónde estamos. ¿Cómo sería el pueblo, la ciudad, el mundo si
todos fueran como yo?
Debemos buscar lo esencial y
desde aquí ir dando respuestas y colaborando en y para el bien común.
Amigo,
camina, no dejes de caminar. La vida es acción, no te cruces de brazos y vayas
dejando pasar las horas, los días… la vida. En la vida hay éxitos y fracasos.
No tengas miedo a fracasar, si nunca fracasas… quizás sea porque no haces
nada. Entonces… ya has fracasado.
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