Se suele decir que
la historia se repite y es verdad. No se, amigo caminante, si estás de acuerdo.
Pero leyendo la historia que emerge del relato bíblico (Génesis) me ha hecho
reflexionar lo siguiente.
Dios crea un universo en armonía
que favorece al ser humano. Este quebranta una norma y viene el castigo
(expulsión). Consecuencia: trabajo, sufrimiento, emigración… muerte. Se rompe
la armonía y repercute en las relaciones creando ciertas diferencias, sobre
todo entre las personas. Por ejemplo: entre las culturas, religiones, países…
etc.
Hoy estamos involucrados y me
atrevería a decir manipulados por las nuevas tecnologías. Pero ya que hemos
citado un relato bíblico, debo expresar también que la Biblia es toda una
historia de comunicación divina con la Humanidad.
Vamos, que nos hace iguales a
todos frente a los derechos y obligaciones. La realidad ¿es así? ¿Por qué
tantas diferencias entre los humanos? ¿Cómo tratamos a los emigrantes? ¡Cuántas
injusticias se cometen! Horario de trabajo, horas sin remunerar, despidos,
engaños… Y sin embargo hay espacio para todos.
Respetar las diferencias es
condición esencial para una convivencia sana, eso sí, compartiendo la amistad,
los dones y cualidades de todos. El ser humano, todos, debemos asumir
responsabilidades para construir un mundo verdaderamente humano y respetuoso.
Cuanto tenemos que aprender unos
de otros.
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