domingo, 6 de abril de 2014

EL ROSTRO

El cuerpo humano, si bien es parte del mundo visible, es el centro de una dimensión invisible. Cuando recorremos nuestras calles nos vamos encontrando con personas de toda clase y condición. Y en cada una de ellas vamos descubriendo y captando mensajes diferentes. Cada uno de nosotros tenemos gestos exclusivos que nos caracterizan e identifican.
                El rostro va reflejando cómo se vive el sentido de la vida. Por eso hay rostros sonrientes que transpiran alegría y felicidad. Otros, por el contrario, reflejan toda clase de preocupaciones. Y más triste aún son aquellos rostros que se aburren porque no hay en la persona: ilusión, proyectos, visión de futuro…  vida.
                Su rostro ha dejado de emitir ese lenguaje que da vida, que comunica algo más allá de lo que a simple vista se ve;   porque también nos comunicamos por la expresión de nuestra cara y su entorno.
                La comunicación es esencial en nuestra vida, si no nos comunicamos algo empieza a morir. La comunicación va más allá de las palabras. No olvidemos también la comunicación no verbal. Es decir, la comunicación mediante la expresión o el lenguaje corporal pero sin emitir  palabras. Por ejemplo: La sonrisa, el llanto, la mirada, el tacto…

      En fin, creo que se puede decir: todo es comunicación.

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