Se suele decir que equivocarse es de humanos.
Creo que todos nos equivocamos y esto nos ayuda a reconocer que no somos
perfectos, que alguna vez, a pesar de nuestra buena voluntad… pues nos
equivocamos.
Hoy que tanto hablamos de
derechos, podríamos reclamar: ¡Tengo derecho a equivocarme! Lo triste será que
reconozcamos el error y no seamos valientes en corregirlo.
Porque: ¿No es un error el que
haya guerras en el mundo? No es triste que en pleno siglo XXI, ¿Se mueran
personas por falta de alimento? ¿Por qué tanta pobreza e injusticia? ¿Dónde
está el encuentro, la comunicación, la
solidaridad…?
¿Qué estamos haciendo con la
riqueza que nos proporciona la Naturaleza? Y así podríamos seguir con infinidad
de preguntas.
Reconocer que nos equivocamos,
como se suele decir, “metemos la pata” es ya intentar buscar respuestas
positivas. Porque cuando nuestras respuestas son inteligentes estamos
construyendo algo positivo para nosotros y para los demás.
Así, sí: yo quiero equivocarme. Porque
quiero ser una persona libre y responsable.
Ojalá que todos reconozcamos que
nos equivocamos pero también ojalá que seamos valientes y todos hablemos el
lenguaje universal: el del amor, el de la amistad, el del perdón… porque aunque nos equivoquemos seguro que nos
entendemos.
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