Más o menos, creo, que todos
coincidimos en que a lo largo de la vida nos vamos encontrando nuevas
alternativas: el sí y el no, el silencio y la palabra… alternativas que van
marcando nuestros pasos en la convivencia.
Vivimos en una cultura
saturada de ruidos, tal vez agresiva y
me pregunto: “Por qué tiene que haber siempre en algún punto del planeta
conflictos-guerras? ” Hemos roto el lazo que une la palabra y el silencio, ya
todo es manipulación, dominio, intereses, dependencia… Ya no hay plena convivencia
y duradera paz.
Ojalá que la cultura del diálogo no haya muerto y aún se vislumbre el
camino para seguir precisamente caminando sin perder el encuentro, el respeto y
la tan necesaria comunicación.
Es el testimonio y la palabra
que crean ese poder de convocar, donde nace una amistad, donde se desarrollan
nuevos proyectos para construir un mundo más justo y más humano. Vivimos en un
mundo globalizado donde todo es comunicación pero nos faltan espacios para el
silencio, la reflexión y la convivencia; para nuevas alternativas a descubrir.
Desarrollar proyectos que
permitan una vida digna para todas las personas que podemos resumir en:
Educación integral, trabajo digno, salario justo y vivienda. Quizás habría que
partir de que el dinero sea un medio y nunca un fin. Son tantas las
alternativas que vamos dejando por el camino sin dar una justa respuesta y que,
a veces, siguen ahí.
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