Hoy en día
es tal la influencia de las nuevas tecnologías que, si no estamos atentos,
vamos perdiendo esa sensibilidad de saber acoger al otro.
La persona que se mueve solamente en
la dimensión profesional y, sin ofender a los profesionales, sólo es capaz de
dar y no de acoger. Acoger es recibir, es ir al encuentro; al encuentro del
otro, de los acontecimientos y de la vida misma.
Acoger es dar sentido e importancia a todos esos gestos que vamos
compartiendo en la convivencia. Acoger es decir al otro que no está solo, que
puede contar conmigo.
Bien
podemos decir que la persona es relación. Es precisamente en esta viva y
profunda faceta de relación donde podemos descubrir la esencia propia y
peculiar del ser humano. Por lo tanto, debemos saber si nuestra comunicación se
realiza desde el ser o desde el tener. Porque la relación desde el tener es
siempre fría, mecanizada y, en definitiva, superficial.
Por el contrario, si nuestras
relaciones tienen origen en el ser, hay una personalización y unas vivencias.
Si la persona está aferrada a unos modos de conducta estereotipados, no se
encontrará con el otro.
Amigo caminante, creo que nos falta
creatividad. Y peor aún, si renunciamos a comunicarnos, nos empobrecemos a
nivel de personas. Comunicarse es cuestión vital, es creer en el otro, es
acoger, es amar. La vida es un proceso dinámico, relacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario