La riqueza:
abundancia de bienes.
Hoy en día
se habla tanto de economía que uno ya se va cansando del tema. Esto no quiere
decir que se ignore dicho tema. Me parece que cada vez hay más pobres porque
otros se han enriquecido más. Desgraciadamente la riqueza no se distribuye, la
pobreza sí. Y me pregunto el por qué este desequilibrio, porque está dentro del
proceso de crecimiento de las personas.
En el fondo es el encuentro con el
otro lo que llena y enriquece. Apoyarnos en las riquezas es caminar a un vacío
existencial, a una negativa soledad. Es un círculo vicioso. Escribe Arturo
Paoli: “La sociedad de consumo es la defensa agresiva de la nada, es la expresión
visible y palpable del miedo a la nada”.
Es verdad que designamos con el
término riqueza al estado de abundancia de bienes y los recursos naturales que
son un potencial económico. El amplio mundo de la riqueza cultural: Tradiciones,
modos de vida… etc. Todo un extenso complejo.
Concepto éste que evoluciona constantemente.
En la otra cara de la moneda tenemos la pobreza. La pobreza es fruto
de la injusticia y de la violencia, es la que deshumaniza. Frente a este
panorama debemos colocar la solidaridad que une a los miembros de la sociedad y
se comparte.
La verdadera solidaridad transciende toda
frontera. La solidaridad implica cercanía, afecto y toda clase de apoyos. La
auténtica solidaridad debe sensibilizarnos. La solidaridad nos ayuda a
descubrir los valores humanos de las personas.
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