Lo
más normal es que se den en nuestra vida encuentros. Todos esos momentos que,
como personas sociables, nos sirven para dialogar y comunicarnos con todos pero
esto no siempre se da. Por eso hoy, amigo caminante, hacemos la reflexión
acerca del: desencuentro.
Lo normal es que recorramos el
camino del encuentro pero, a veces, por circunstancias que no logramos
explicar, aparece el desencuentro. Aquí perdemos las ilusiones y nos aislamos.
El desencuentro nos aísla porque separa y desune. Esta situación la debemos
analizar y corregir inteligentemente para no sentirnos excluidos y caer luego
en el olvido.
Constatamos momentos de exclusión
por las circunstancias que fuere y de aquí vienen los destierros, las
inmigraciones… ¿Qué hacer? Todos debemos buscar el encuentro. Nadie tiene que
mirar al otro lado y pasar de largo, esto refuerza aún más el desencuentro.
El desencuentro es un desafío para todos y
debemos buscar una respuesta-solución para quienes lo sufren. Y esto lo
constatamos en las familias, en los grupos de trabajo, en las competiciones
deportivas…
Valoremos
nuestro yo y descubramos el tú para llegar al encuentro y la comunicación. Los conflictos nos exigen diálogo,
colaboración y mutua escucha. Busquemos y facilitemos el encuentro. Hoy más que
nunca debemos buscar puntos de encuentro porque los encuentros valoran y dan sentido
a nuestra vida.
Amigo caminante, la autenticidad en
nuestros encuentros radica en el respeto a la dignidad de cada persona.
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