En
el amplio mundo de las comunicaciones se constata que, en el fondo, todo es
comunicación. Comunicarse es ser, es vida y la incomunicación es muerte. El
tema de la comunicación implica: dialogar,
silencio, escuchar, soledad, reflexión… Por eso la primera comunicación
que debemos tener es con nosotros mismos para luego comunicarnos con todo.
Necesitamos superar todo clase de
miedos. Quizás hoy en día con las nuevas tecnologías estamos perdiendo la
capacidad de diálogo y de escucha.
Es verdad que al comunicarnos
sinceramente, corremos ciertos riesgos porque el otro, la otra persona, entra a
participar en lo nuestro. Aquí es donde se dan los gestos de encuentro y aparece
la fusión del yo y el tú, dando lugar al nacimiento del nosotros y de la
fraternidad, de la solidaridad, del amor y de la vida.
Dialogar
es entrar en comunicación, abrir puertas y construir puentes, quitar fronteras
(vallas). Dialogar es vivir y compartir.
La
fidelidad es la vía indispensable para que se mantenga una comunicación porque
la fidelidad es la continuación de una historia emprendida libremente; si no
hay libertad no se puede hablar de comunicación, de fidelidad y de creatividad.
El verdadero diálogo implica una
relación, ya no existe secreto alguno, todo es comunicar y comunicarse. Por lo
tanto, la comunicación es siempre vida, es mirar en la misma dirección.
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