¿Se puede ser hoy en día personas optimistas? Si
tuviéramos que contestar a esta pregunta en una encuesta, seguro que nos
encontraríamos con respuestas muy diferentes. Confiamos que ganasen las
personas optimistas porque el optimismo es necesario para contribuir a
mejorar las personas y la misma
sociedad.
No olvidemos que todo sufrimiento y
las necesidades que alcanzan a las personas, en el fondo, esconden su mensaje.
Es en estos momentos donde descubrimos en las personas: compasión, solidaridad
y, en definitiva, caridad. Por lo tanto, no se trata de qué está sucediendo y
el porqué; lo que cuenta es ser conscientes de cómo es mi reacción ante los
hechos. Ojalá que predomine la reflexión y no el orgullo y la prepotencia.
Sólo desde el optimismo, el respeto
y la búsqueda de la sana convivencia, se pueden ir solucionando los conflictos.
No olvidemos el valor de la pregunta: ¿Por qué? Y desde aquí busquemos gestos
de encuentro y de diálogo. Son muchas las personas que nos dicen: Ven. Sí, ven
para que conozcas mi situación real, mis necesidades y las de mi pueblo, ciudad
o barrio.
El
tener crea enfrentamientos y aleja a las personas. Hay que enriquecerse de los
valores que no caducan, eliminando toda fría relación interpersonal.
Ser personas optimistas es abandonar
el orgullo y la autosuficiencia de todo tipo para llegar a una verdadera
comunicación interpersonal, enriqueciendo el mutuo conocimiento, el respeto y
la mutua estima. Así podremos testimoniar y difundir el optimismo.
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