lunes, 25 de enero de 2016

DIFUNDIR EL OPTIMISMO

¿Se puede ser hoy en día personas optimistas? Si tuviéramos que contestar a esta pregunta en una encuesta, seguro que nos encontraríamos con respuestas muy diferentes. Confiamos que ganasen las personas optimistas porque el optimismo es necesario para contribuir a mejorar  las personas y la misma sociedad.
            No olvidemos que todo sufrimiento y las necesidades que alcanzan a las personas, en el fondo, esconden su mensaje. Es en estos momentos donde descubrimos en las personas: compasión, solidaridad y, en definitiva, caridad. Por lo tanto, no se trata de qué está sucediendo y el porqué; lo que cuenta es ser conscientes de cómo es mi reacción ante los hechos. Ojalá que predomine la reflexión y no el orgullo y la prepotencia.
            Sólo desde el optimismo, el respeto y la búsqueda de la sana convivencia, se pueden ir solucionando los conflictos. No olvidemos el valor de la pregunta: ¿Por qué? Y desde aquí busquemos gestos de encuentro y de diálogo. Son muchas las personas que nos dicen: Ven. Sí, ven para que conozcas mi situación real, mis necesidades y las de mi pueblo, ciudad o barrio.
            El tener crea enfrentamientos y aleja a las personas. Hay que enriquecerse de los valores que no caducan, eliminando toda fría relación interpersonal.

            Ser personas optimistas es abandonar el orgullo y la autosuficiencia de todo tipo para llegar a una verdadera comunicación interpersonal, enriqueciendo el mutuo conocimiento, el respeto y la mutua estima. Así podremos testimoniar y difundir el optimismo.  

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