No, no soy “el hombre del
tiempo” ni conozco el tema de la meteorología. Me refiero a “otras nieblas” que
encontramos en nuestra vida. Esas nieblas o neblinas que no nos dejan ver
claramente nuestro camino. Es decir, que no nos dejan profundizar y vivenciar
nuestras motivaciones. Por ejemplo: oímos pero no escuchamos, pensamos pero no
contemplamos, etc.
Nos quedamos en las normas, en las
hipótesis, en los razonamientos, etc. Hay una gran diferencia entre actuar por
obligación, por cumplir un horario y realizar algo con una profunda vivencia.
Dígase
lo mismo de la libertad. Pero nos tenemos que preguntar: ¿Qué libertad puede
haber en un mundo de engaños, de intereses, de corrupción, de manipulación de
todo tipo? Hoy se dice que lo importante es ser libres y olvidamos que la
libertad va unida a la responsabilidad.
Las
nieblas, a veces, nos impiden ver todo aquello que acaba matando las ilusiones,
los proyectos y las esperanzas. No ignoramos que vivimos en un mundo plural,
complejo y conflictivo. Amigo/a caminante, hay que dejar atrás la niebla de la
apariencia e ignorancia. Hay que volver, si lo hemos perdido, a lo esencial.
Vivir
lo que nos identifica, conscientes de uno mismo y de nuestro actuar. Quizás una
de las grandes nieblas de hoy en día, de nuestro mundo occidental, sea el
consumo. La sociedad de consumo es una sociedad mercantilista. La sociedad
consumista es la apoteosis que nos lleva a un individualismo.
Si
la niebla no es más que aire saturado de vapor de agua, quizás también estemos
saturados de tanta palabrería, de tanta promesa, de tanta apariencia… y hayamos
olvidado la realidad y lo esencial de nuestra vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario