domingo, 17 de abril de 2016

SINCERIDAD Y POBREZA

La sinceridad es como un cauce que nos ayuda a compartir con los demás nuestro encuentro y nuestra relación. La pobreza rompe estructuras y nos ayuda a vivir más cercanos, a la vez que consolida la solidaridad y sinceridad interpersonales.
         La auténtica pobreza va más allá de la esfera externa,  no admite disfraz alguno. Si nos ponemos al nivel del necesitado, nos convertimos “pobres” como el necesitado. Desde esta pobreza y desde esta solidaridad es desde donde se vislumbra el profundo sentido de la solidaridad y la vida misma.
        
La sana comunicación interpersonal se está devaluando en nuestra sociedad, creo, por los obstáculos que la misma sociedad origina.
        
A veces, no falta cierta intolerancia, rivalidad y hostilidad. Pero la verdadera sinceridad está en el corazón de las personas y en la vida misma. La auténtica pobreza y sinceridad son las que construyen y armonizan todo. Y es que es un reto hoy lo mismo que ayer. Siempre.

         La sinceridad y la pobreza nos exigen coherencia y mucha responsabilidad. A veces exigimos cambios y nosotros nos quedamos bien cómodos en nuestras cosas. Amigo/a caminante, el individualismo y la comodidad hacen difícil el conocimiento de nuestra verdadera sinceridad y pobreza.

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