Las
personas son, debemos ser, itinerantes. Siempre en camino pero siempre
valorando el encuentro, sin caer en el egoísmo, de lo contrario hemos roto la
sintonía interpersonal.
Es muy importante dejar ser, reconocer
y valorar las diferencias y cualidades del otro. De lo contrario la
comunicación se empobrece si predomina el individualismo. Comunicarse es saber
perder para encontrarse y juntos buscar lo positivo, en definitiva buscar la
verdad.
Comunicarse
es ir al encuentro del otro, es dar sentido a nuestra vida y la del otro.
Cuando hay comunicación hay vida, cuando hay manipulación, posesión… algo
empieza a morir.
La vida es, debe ser, creatividad; de aquí que nos necesitamos los
unos de los otros. Dejar ser. La manipulación no debe tener sitio en nuestros
encuentros. Necesitamos en nuestro mundo personas comprometidas, esperanzadas,
que saben mirar al futuro valorando a los demás.
El encuentro exige respeto, silencio,
escucha… “Cuando el acceso a lo común
borra las diferencias, el diálogo no es comunicación, sino información”
El diálogo tiene que ser abierto porque su ser es relacional. El encuentro se
da en el auténtico diálogo. Nuestra vida y la cultura misma aceleradas,
dificultan el encuentro.
“Uno conoce la intensidad de su vida
por la profundidad de sus encuentros” Marko Rupnik. Sí, la vida es: Encuentro y
encontrarse es vivir.
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