¿Cómo
observamos, o mejor, cómo evaluamos los acontecimientos que cada día nos
llegan? La forma de ver, valorar y responder, nos está indicando cual es la
mentalidad que tenemos acerca de este amplísimo mundo.
No pasemos de largo y menos aún ignorar
que vivimos en una sociedad competitiva. Y cuando se compite tenemos: Ganadores
y perdedores. Basta observar las competiciones deportivas. Pero queremos ser
optimistas y fijarnos más en construir que en destruir.
Es decir,
en la paz, en lo positivo y no en la guerra y lo negativo. En una palabra, en
la colaboración. Queremos construir un mundo mejor.
La sana y atenta convivencia nos acerca a un respeto mutuo. Este
proceso crea una seguridad personal y social. La sociabilidad, la
convivencia…exigen una gran dosis de equilibrio psicológico y coherencia para
llegar a una relación-encuentro y comunicación.
No debemos confundir lo que cambia, lo
que es pasajero con lo perenne o esencial; caeríamos en una rutina. Construir
es colaborar, no competir. Como personas no sólo debemos dar un sentido a
nuestra existencia, sino reconocerlo.
Cada día, cada instante se van
descubriendo horizontes nuevos en la cultura de la comunicación. Hoy más que
nunca necesitamos personas creativas. Personas que colaboren en la construcción
de la convivencia, solidaridad y paz.
Personas que denuncien toda injusticia
a cuantos se instalan en su propio progreso. ¿Qué está pasando, tenemos una
tecnología tan avanzada y sin embargo vamos perdiendo los valores de la
persona? Hay que construir juntos no destruyendo lo que no nos gusta del otro.
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