¿Por qué?
Sí, nos tenemos que preguntar el por qué no somos capaces de vivir en paz,
haciendo de la vida una fiesta.
Superando las inseguridades que nos
toca vivir cada día por el estallido de las guerras, la violencia de género, el
terrorismo, las injusticias… ¿Por qué?
Es cierto que la fiesta es el culmen de
un agradable acontecimiento. La fiesta es el caminar por la vida, la historia
misma de la persona; pero en el camino encontramos los tropiezos, las caídas,
el desencanto y tal vez el abandono. Y sin embargo hay que seguir el itinerario
que nos conduce a la celebración.
La vida es
la realidad, la historia de cada uno, la tuya y la mía, la de todos. Aquí
encontramos, están los sucesos, nuestras comunicaciones y vivencias.
Las fiestas no se celebran solos. La fiesta tiene sentido cuando se
celebra en común, porque exige compartir y solidaridad. La fiesta nos
identifica por aquello de la cercanía y la comunicación interpersonal.
La fiesta rompe todos lo formulismo y
hace que el mundo sea la gran plataforma donde todas las personas vivan en paz.
La fiesta es pues comunicación interpersonal. La fiesta nos ayuda a disfrutar
de las cosas pequeñas y sencillas.
La fiesta implica saber ver el lado
bueno de las personas, mirar desde el corazón. Amigo/a caminante…Vamos a la
Fiesta.
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