lunes, 13 de marzo de 2017

SINCERIDAD, ANTE TODO

Es necesario aceptar sinceramente lo que somos para luego presentarnos ante los demás, evitando así toda clase de caretas. La sinceridad es una dimensión (virtud) en la que todo ser humano se debe sentir orgulloso.
En toda comunicación el punto principal es el encuentro. Sinceridad es decir la verdad, aunque cueste. La persona sincera es la que actúa conforme a lo que piensa o cree. Es decir, que no tienen intenciones ocultas.

Es verdad que a veces no somos sinceros por ocultar o para que no nos perjudique la relación con el otro. Vamos, que somos tolerantes con la otra persona.

Vivimos en una cultura en la que se apuesta por los triunfadores. El mundo necesita hoy personas que se acerquen a los que sufren, a los refugiados, a los abandonados, valorando y respetando siempre la dignidad de las personas.
La sinceridad es un reto para todos nosotros, pues implica autenticidad y coherencia. Somos sinceros cuando somos capaces de decir en alta voz nuestras culpas. La sinceridad exige que nuestros actos estén en conformidad con lo que se debe ser.
La sinceridad es ante todo fidelidad a la verdad. La sinceridad es un reto hoy lo mismo que ayer. Siempre. Criticamos todo tipo de corrupción y luego somos unos perfectos egoístas. Estamos equivocados cuando pretendemos afirmarnos como personas, ignorando los problemas y necesidades de los demás. No somos sinceros.

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