sábado, 1 de julio de 2017

EL VALOR DEL SILENCIO

Nos toca vivir de prisa y normalmente en medio de los ruidos. Son éstos, uno de los obstáculos en la relación-comunicación.
         Nuestra sociedad tecnificada y, no menos consumista, nos roba una buena parte de la intimidad personal. De aquí que vaciados de la intimidad, nuestra comunicación, a veces, se queda en las estructuras.
         Si nos aferramos a unos modos de conducta, llamados estereotipados, no podemos encontrarnos con los demás. No nos estamos refiriendo al ruido exterior, sino del ruido que hemos dejado incubar en nuestro interior y que nos impide hacer silencio.
        
Un silencio exterior e interior. La persona que no sabe hacer silencio en su interior está manteniéndose desde afuera. Por lo tanto, su interioridad es falsa. Hemos salido de nuestra casa.
        
El silencio no lo debemos buscar como una forma de evasión de nuestras responsabilidades. El silencio es algo más que el simple “no hablar”. El silencio nos ayuda a ser personas, pues todo está manipulado, politizado y predomina el egoísmo.

         Si renunciamos a comunicarnos, nos empobrecemos…Es fácil respetar lo que se ignora, pero no sucede lo mismo con lo que altera nuestro comportamiento. Comunicarse es creer en el otro, es amor. 

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