Quizás en medio del ajetreo de cada día, no pensamos en el gran don
que un día se nos ha dado: la vida. Vivimos tan deprisa que nos cuesta pararnos
a vivenciar y agradecer dicho don. Toda comunicación-relación nos está
descubriendo que hay vida. Hoy, vivimos de prisa que nos cuesta pararnos a reflexionar para tomar decisiones.
Es
importante respetar el proceso de cada persona, pero sin dejar de caminar
juntos. Si caminamos, dialogamos, perdonamos… se da el encuentro y la
reconciliación.
La vida es el paso por el desierto. ¡Suceden tantas cosas en el
desierto! Aquí está la realidad de cada uno y la de todos. Están las decisiones
o respuestas que cada uno va tomando. Porque, en el fondo, buscamos dar un
sentido a la vida.
Desgraciadamente cuando nuestra mirada se extiende a lo largo y ancho
de nuestro mundo constatamos las miserias humanas, los intereses y
contradicciones de las personas.
Hay que armarse de coraje y valor y denunciar todo aquello que nos
parece injusto y que y que está lejos de la verdad. La vida es encuentro,
comunicación interpersonal.
Necesitamos unir fuerzas, compartir ilusiones y seguir creyendo en los
demás; sin dejar perder esos gestos de acercamiento y encuentro. La vida: Un
don
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