Cuando
éramos niños, cuantas veces se nos dijo: ¿Cómo? Más respeto a las personas
mayores. Y alguna vez esta reprimenda iba acompañada de un toquecito en la
cabeza. Luego el respeto se hacía personal. Tenerse respeto es encontrarse
bien, confiar en ti mismo.
Hay que intentar superarse. Los errores
son una oportunidad para aprender, si los solucionamos inteligentemente.
Conviene hacer un alto en el camino para tener claro qué es lo que está pasando
y poder luego construir positivamente. Si las cosas funcionan, déjalas así. Lo
importante es vivir de una manera auténtica y responsable.
Crecer como personas y para ello
necesitamos la comunicación interpersonal. Ser conscientes de nuestro valor
personal afrontando los problemas de cada día. Cuanto más positiva sea nuestra
estima, mayor será nuestra creatividad, favoreciendo así nuestras relaciones.
Hay que cultivar actitudes positivas para
conseguir actitudes adecuadas. La evolución positiva exige, una revisión
constante, una autocrítica de nuestras actitudes. Ir dejando a un lado todo
aquello que nos bloquea: ideas preconcebidas, valores que no sirven …en fin,
todo aquello que impide nuestro progreso personal.
Optemos por una vida en la que seamos
verdaderamente protagonistas en nuestras decisiones. Construyamos siempre sobre
la base de la realidad superando todo riesgo. El plan de vida, las opciones que
tomamos conducen nuestra historia.
Siempre podremos crear una nueva
opción. Nuestra realidad se va construyendo día a día. Ojalá que descubramos los
auténticos valores: los nuestros y los de los demás.
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