viernes, 18 de enero de 2019

HUMANIZAR

HUMANIZAR         
            La vida se debe vivir intensamente para poder descubrirla y a su vez valorarla. La sana ambición ayuda a la pasión y elimina la mediocridad. Nos preguntamos: ¿Podemos construir un mundo mejor? Sin duda que sí. Ahí están los medios de comunicación social.
De aquí la importancia que tiene el educar para el buen uso de estos medios porque debe ser la persona y no la técnica, la fuente última de los valores en la educación y en el desarrollo integral de las personas.
Por eso es muy importante el humanizar la sociedad tecnológica. Las nuevas tecnologías van forzando el cambio de mentalidad, pero nunca deben olvidar que son los pilares al servicio de la convivencia y de la paz.
Sí, necesitamos humanizar la sociedad tecnológica. Jamás debemos olvidar que nuestras capacidades tecnológicas están al servicio del crecimiento de las personas.  Es la persona en sí y no la tecnología quien debe ser la fuente última de nuestros valores.
La dignidad de la persona ocupa, debe ocupar, el primer lugar en la construcción de un mundo plural, solidario y más humano. Es verdad que falta aún mucho camino por recorrer. Nadie queda excluido en este laberinto mediático.
No ignoramos que vivimos en una sociedad individualista, interesada, competitiva… pero a la vez, constatamos que predomina una sana pasión para caminar y crecer juntos. La comunicación es un reto para todos. Hoy por hoy, estamos todos metidos en la cultura de la comunicación.
            Las nuevas tecnologías van forzando el cambio de mentalidad. Tanto es cierto que se dan situaciones de pobreza, de recursos humanos, pero no faltan: el televisor, el ordenador, el móvil… Nos ha vencido el mercantilismo. El mundo de hoy, creo, está perdiendo la sensibilidad de la acogida, del diálogo, de la amistad y del amor.

            Debemos ser personas dinámicas, siempre en camino. Siempre en búsqueda, mirando al futuro con responsabilidad y esperanza. El día que dejemos de ser personas esperanzadas … algo ha empezado a morir en nosotros.

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