La verdadera amistad rechaza toda clase de rutina y
aburrimiento. Es como el verdadero amor, nunca cansa, todo lo hace distinto,
nuevo. A lo largo de la jornada vamos realizando distintas tareas. Intercambiamos
preocupaciones, noticias… Nada nos es indiferente, todo va calando en nuestra
vida… ¿Qué hacer?
Hay que
buscar motivos para seguir viviendo en positivo. El día, las horas iban pasando…
Los rayos del sol se hacían cada vez más largos, se iban ocultando como si los
costara decir adiós, hasta mañana.
Luego nos
quedamos solos, pensativos… vamos repasando nuestra jornada. Desgraciadamente
no estamos solos, pero falta el diálogo, el respeto, la amistad, la mutua
ayuda… ¿Solos? No. Están los amigos, los compañeros del trabajo… y es que la
vida… sigue.
Mañana descubriremos
motivos para seguir viviendo, caminando juntos; pues no estamos solos. Extiendo
mi mano junto con la tuya. Para ayudar a levantarse al que se ha caído: en la
droga, en la prostitución, en la corrupción, en la depresión, en la falta de
diálogo… que nadie se sienta solo.
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