La información que nos llega hoy en día, creo que traspasa
nuestra capacidad de retención. Pero nos preguntamos: ¿Cabe ser optimistas?
Creo que no es fácil. Es verdad que hay que saber seleccionar, discernir… y
quedarnos con lo esencial, lo positivo, diría yo.
Hay que descubrir siempre cómo es nuestra
reacción ante los acontecimientos. Ojalá que predomine siempre la reflexión, la
serenidad, la comprensión y, por qué no, el perdón. Sí, porque alguna vez damos
respuestas instintivas dejando a un lado: el por qué, la comprensión, la
solidaridad… Siempre debe predominar la reflexión responsable, ir creciendo en
nuevos valores, los que no llevan la etiqueta de caducidad.
Si en
nuestra vida predomina el tener, el orgullo y olvidamos el ser… ¿a dónde
llegamos? Busquemos el diálogo, la sana y responsable convivencia. Creer en el
otro para luego construir juntos en positivo.
Salir de
nuestra rutina. Ser creativos. Saber
afrontar los acontecimientos que nos llegan. Ser personas que buscan el
encuentro al servicio de una convivencia responsable en la construcción de un
mundo solidario, plural y más humano.
No olvidamos
los conflictos, los intereses, el ansia de poder… valoremos y respetemos las
diversas culturas, el encuentro, la solidaridad, etc. Desde lo positivo, la solidaridad, la
responsabilidad y el optimismo; es desde donde se favorece la confianza y el
encuentro entre las personas y los pueblos.
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