Normalmente
cuando nos reunimos para celebrar un acontecimiento, dejamos a un lado todo mal
contratiempo, perdonamos, sonreímos… y es que la Fiesta nos invita a dejar, o
mejor, a olvidar todo aquello que, poco a poco, nos fue alejando de las
personas: familia, amigos, trabajo…
Un día Navidad dejó de ser La Gran
Festa porque los poderosos no reconocían a los niños, a los pobres… y la Fiesta
ya no se celebraba. También porque había mucha rivalidad entre los pueblos… Ya
no tenían ningún valor esas palabras tan cacareadas como: fraternidad,
justicia, libertad… paz.
Sí, aún hoy en día hay personas que
no tienen trabajo, casa, ni dónde pasar las frías noches… porque el odio, los
intereses, toda manipulación mercantil, son como una infranqueable barrera. El
encuentro, la sonrisa, los abrazos y las felicitaciones… tal vez han
desaparecido. Recuperemos la Gran fiesta: LA NAVIDAD.
Sí, porque sigue siendo la Fiesta de
los que habían perdido: La ilusión de vivir, de los que no encontraban el
sentido a su vida, de los que habían perdido la fe… tal vez la visita a su
familia, a los amigos… Siempre es tiempo para volver a empezar, para creer en
ti y en los demás, para celebrar todos la GRAN FIESTA.
La fiesta tiene sentido cuando se
celebra en común porque nos pide compartir, solidaridad… La verdadera Fiesta
nos ayuda a ver el lado bueno de las personas. Mirar desde el corazón… TODOS ESTAMOS INVITADOS.
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