domingo, 4 de diciembre de 2011

SABER AMAR

Es cierto que como personas tenemos nuestras limitaciones. Pero, siendo sinceros, hay que decir que muchas veces las limitaciones las creamos nosotros mismos.
De todos modos las personas se encuentran en la sencillez, en la sinceridad y en la verdad. Porque amar la verdad es conocerse a uno mismo y saber lo que se quiere.
Amar la verdad es no engañarse a sí mismo ni a los demás. La sana convivencia y la verdad nos llevan al encuentro que da vida. La mentira, por el contrario, es como el egoísmo, aísla, margina… en definitiva, conduce a la muerte.
Pero el amor es exigente, pide fidelidad. Una de las heridas de hoy en día que va quedando sin cicatrizar en nuestra persona, familia y sociedad es: la infidelidad. 
Faltar a la palabra dada es caminar fuera de la verdad ya que ésta (la fidelidad) sobrepasa la palabra. La verdad llena en plenitud a la persona, la verdad lo envuelve todo. Nos libera de toda confusión y esclavitud, con y en la verdad nos comunicamos en un clima de libertad y corresponsabilidad.
Por el contrario la mentira esclaviza.
En el fondo no estamos amando ya que amar exige perdón, diálogo, respeto, libertad y, en definitiva, Fidelidad.

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