domingo, 11 de marzo de 2012

PROTESTA

La protesta y la rebelión marcan, consciente o inconscientemente, un claro objetivo: La igualdad y la fraternidad universal. He aquí la fascinante e inaplazable  vocación de la persona. En el comportamiento de la persona hay un resorte que revela la perceptibilidad humana: la protesta.
Si se da una rebelión pacífica, sincera, responsable; una disconformidad razonable y una inquietud pujante; es señal de que algo puede y debe marchar mejor porque hay metas por alcanzar.
La rebelión auténtica implica una búsqueda compartida. Toda búsqueda lleva a una elección, toda elección conlleva un compromiso y comprometerse exige acoger, respetar, creer en uno mismo y  en los demás. No hay que tener miedo a la rebelión comprometida.
Muchos son los campos contra los que hay que protestar y actuar: una sociedad montada sobre la superficialidad, el utilitarismo, el consumismo, el aburguesamiento, la hipocresía, los intereses, la manipulación, la incultura, la ambición de poder…
Los jóvenes protestan porque la luz de sus ilusiones y proyectos se va apagando con el contaminado aire de los autosuficientes, de los cómodos e instalados intereses egoístas.
La verdadera protesta es una alternativa. Una denuncia e interrogante de la profunda crisis de nuestra civilización.
Los profundos cambios no son sólo frutos de ideas geniales, sino de vivencias. Es necesario vivir día a día lo que se cree. Ser protesta viviente con un claro objetivo: la fraternidad universal.

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