Vivir en y desde la sencillez
cuesta. ¿Por qué? Porque la sencillez exige abandonar no sólo ideas y
proyectos, sino abandonarse a uno mismo. Y es que la verdadera sencillez radica
en el interior de cada uno. Porque no se trata de ignorar problemas,
dificultades, apegos… esto sería eludir nuestras realidades. La sencillez nos ayuda a vivir con y desde la
naturalidad. Nos hace libres para crecer como personas, para amar, para vivir
en la verdad.
Pero
la sencillez exige también constancia y tiene mucho que ver con la humildad.
Una persona humilde se acepta tal y como es. La sencillez, el amor y la
humildad son pautas claras para seguir viviendo en un estilo nuevo la vida. Una
forma de verlo todo nuevo porque la sencillez y el amor nunca se repiten…
Se
trata de vivenciar y compartir la sencillez y el amor ante un mundo de
apariencias. Un mundo donde la mentira ha encontrado su sitio. Un mundo de
corrupción e injusticias.
Un mundo nuevo
es posible porque la sencillez y el amor no conocen la muerte. Y es que la
sencillez, en el fondo, es creatividad y es espiritualidad.
La sencillez
invita a la confianza, crea cercanía e invita a la verdad; dando derecho a la
libertad, a la justicia y a la paz sin distinción alguna.
La sencillez
impide mezclar lo falso con lo verdadero. La sencillez es la tierra donde
germina la verdad, creando así un mañana mejor para todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario