Llegado este
tiempo (julio – agosto) la mayoría de nuestras conversaciones se centran en el
tema de las vacaciones. Nos preguntamos ¿A dónde va toda esta gente? Al mar, a
la montaña, visitas culturales, visitas familiares… de evasión. ¿Descanso? Pero ¿Sabemos descansar?
A
veces se nos va el tiempo sobre el asfalto haciendo alguna filigrana y
peligrosos adelantamientos. La realidad es que, al final, no hemos descansado.
Vacaciones
largas, vacaciones cortas pero hay que tener algunos días de descanso para
cambiar de actividad; para llevar a cabo aquello que no hemos podido realizar a
lo largo del curso. Solemos decir: “Hay que cargar las pilas”
Quizás
la primera pila puede ser la de ser
persona con una lucidez inteligente y crítica porque si no estamos atentos, nos
manipulan, no nos dejan mirar hacia horizontes nuevos, nos envuelven y
convierten en masa.
La
segunda pila podría ser optar por la
verdadera pobreza, es decir, ir adquiriendo una libertad desinteresada, sin
ambiciones. No centrándose en las cosas, sino haciendo buen uso de ellas y
poniéndolas al servicio de los demás.
La
tercera pila podría ser recorrer juntos
el camino de la vida en fraternidad. Una fraternidad que se fundamenta en la
igualdad, evitando así recorrer el camino que nos puede llevar a una
resignación, a un conformismo.
Querido
amigo, nos vemos después de las vacaciones compartiendo penas (ojalá que no) y
alegrías, mejor: Vivencias.
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